El ciclista del Vitalicio Seguros Miguel Angel Martín Perdiguero se proclamó el lunes vencedor de la cuadragésima edición de la Vuelta a La Rioja al ganar en el esprint de la última etapa, que se desarrolló entre las localidades de Haro y Logroño, con 147 kilómetros de recorrido.
La Vuelta a La Rioja, que en esta edición recuperaba la categoría 2.4 de la Unión Ciclista Internacional, sirvió para aumentar el palmarés a uno de los mejores "esprinters" del pelotón nacional gracias al trazado de la prueba, con ascensos de montaña muy duros, pero siempre situados muy lejos de la meta.
Martín Perdiguero, que no había conseguido la victoria en ninguna de las tres anteriores llegadas, era segundo en la general y hoy se jugaba el triunfo con el líder, Angel Vicioso, del Kelme, al que debía adelantar en la línea de meta para suceder en el palmarés de la prueba a su compañero Juan Carlos Domínguez.
Aunque estos eran los principales candidatos a la victoria, nueve ciclistas llegaban a la última etapa empatados a tiempo, entre los que Martín Perdiguero era el que mejores condiciones de llegador atesoraba. Su equipo, el Vitalicio Seguros, impidió cualquier sorpresa en el día de hoy y prácticamente desde la salida impuso un alto ritmo, -la etapa concluyó con una media cercana a los 42 kilómetros por hora-, que desbarató cualquier intento de fuga; encontró un aliado en Banesto, que pretendía lograr su segunda victoria con Cándido Barbosa.
Con estas tácticas, todos los ciclistas que tenían algo que jugarse en la jornada se situaron en la parte delantera del pelotón y se destacaron de él ya en la subida al alto de La Herrera, de primera categoría. En esta subida se formó un grupo de más de veinte corredores, que fue el que se jugó el triunfo, y que incluía, entre otros, a Roberto Heras y Angel Vicioso, del Kelme, José María Jiménez, Cándido Barbosa y Aitor Garmendia, del Banesto, Martín Perdiguero, Santiago Blanco e Iván Parra, de Vitalicio, David Cañada del ONCE y el corredor aficionado del Pinturas Banaka Manuel Calvente. Iñigo Chaurreau, del Euskaltel-Euskadi, coronó este puerto en primera posición, con el objetivo de asegurarse el triunfo en esta clasificación, mientras que Vicioso comenzó a sufrir y sus compañeros tuvieron que empezar a trabajar por tirar de él.

David Cañada se escapó
El equipo ONCE, que apenas se había dejado ver en toda la vuelta jugó sus opciones en el tramo final de la etapa con David Cañada, que saltó del grupo de cabeza poco después del paso por el alto de Bernedo, que su compañero Marcelino García había coronado en primer lugar, y emprendió una auténtica contrarreloj hacia Logroño.

Vitalicio y Banesto alcanzan al escapado
Faltaban veinte kilómetros y Cañada mantuvo durante diez diferencias en torno al medio minuto; pero Vitalicio, el equipo con más corredores en el grupo delantero del pelotón y Banesto no estaban dispuestos a arriesgar y neutralizaron al escapado a diez kilómetros de la línea de meta.
Ya no se produjeron más intentos de fuga y todos los ciclistas asumieron que la etapa y la general se resolverían en un esprint en el que Martín Perdiguero jugó mejor sus opciones que en las jornadas anteriores y se hizo con el triunfo en un esprint en el que Vicioso fue cuarto.