El Bayern de Múnich derrotó por 2-1 al Oporto, con un gol del brasileño Paulo Sergio y otro de Thomas Linke ya en el descuento, gracias a su oficio y también, buena suerte, y se clasificó así para las semifinales de la Liga de Campeones. El Bayern salió, tal y como lo había anunciado el técnico Ottmar Hitzfeld, con Mehmet Scholl jugando más retrasado que de costumbre para tratar de compensar la ausencia de Stefan Effeberg y su puesto habitual en la delantera fue ocupado por el paraguayo Roque Santa Cruz.
La baja de Effenberg se notó claramente ya que el Bayern, pese a mostrar una disciplina de hierro y un gran espíritu de lucha, padeció durante buena parte del primer tiempo de una falta de imaginación que hizo mucho daño al espectáculo. Pese a todo, los bávaros lograron controlar el partido durante el primer tiempo gracias a su oficio, y tuvieron las llegadas más claras a la portería contraria mientras que el Oporto sólo llegó una vez con claridad con una cabezazo de quemarropa de Mario Jardel en el minuto 23, que permitió lucirse a Oliver Kahn con una gran parada.
Las llegadas del Bayern empezaron ya en el minuto 2 con un libre directo de Scholl que Hilario paró con los puños y siguieron dos minutos después, con un disparo de treinta metros de Jens Jeremies que pasó cerca del poste izquierdo. Luego vino una llegada de Giovane Elber, que remató ligeramente desviado desde una posición difícil, y después, en el minuto 13, un tremendo disparo desde lejos de Michael Tarnat que quemó las manos a Hilario. Finalmente, en el minuto 15, el brasileño Paulo Sergio logró vencer la resistencia portuguesa al rematar con la pierna derecha desde el borde del área chica un centro lanzado desde el costado izquierdo por Tarnat que había recibido un buen pase de Jens Jeremies desde la raya central.
De resto, del primer tiempo hay poco que resaltar si se exceptúa otro libre directo de Scholl que pasó muy cerca y un mano a mano que perdió Santa Cruz con Hilario, que podía haber sido el segundo gol del Bayern.
Apuros y final de infarto
Si el primer tiempo lo había superado el Bayern con su experiencia, los primeros minutos del segundo los sobrellevó a base de buena suerte. En el minuto 53, un centro de Capucho desde la derecha se cerró y terminó pegando en la escuadra de la portería de un sorprendido Oliver Kahn que había subestimado la trayectoria de la pelota. Pocos minutos después, el árbitro Jupp Dallas dejó de sancionar un claro empujón dentro del área de Patrick Andersson contra Jardel.
El Bayern también tuvo durante el primer cuarto de hora del segundo tiempo una ocasión clara, en los pies de Elber, pero el dominio territorial era del Oporto y los bávaros empezaron a mostrar dificultades para llegar a la portería contraria con la frecuencia con que lo habían hecho en la primera parte. El bajón bávaro fue castiga a apenas diez segundos del final cuando Jardel marcó a través de un cabezazo espectacular aprovechando un centro de Esqerdinha. Sin embargo, el trauma no duró mucho ya que Thomas Linke, justo el jugador que había perdido el duelo con Jardel en el gol del empate, sentenció el partido también de cabeza en el descuento aprovechando un lanzamiento libre de Scholl.