A Rijkaard le faltó un currante |
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Por Juan José Anaut |
Discutíamos el otro día Juan Castro y un servidor en Fórmula Marca sobre el clásico, derbi o como quieran llamarlo. Castro, amigo del fútbol total y los jugones a malsalva, apostaba por un once como el que Rijkaard dispuso en el Bernabéu y yo le respondía que me encantaba ver cuantos más peloteros mejor en un once, pero que para ser competitivo alguno tiene que pelear por el esférico. Se echaba las manos a la cabeza ante la afrenta y colocar a un Edmilson, Márquez o Motta que acompañara a sus jugones. Pues bien, el acertó con el once, pero a mí me queda el placer de ver cómo echó de menos Rijkaard a un trabajador o fajador de esos que tanto repudia mi compañero. Un currante, vamos. Por supuesto que no me estoy refiriendo a los gladiadores de Capello, ya que a mí me sobra uno (visto lo visto Diarra antes que Emerson), pero creo que al Barcelona le conviene alguien que dé equilibrio y que cubra las espaldas a sus virtuosos. Porque ante el Madrid tuvo más posesión, pero la poca que tuvo el conjunto blanco fue más efectiva y demoledora. ¿Quién tapó a Guti? Aguirre ya dio la clave cuando mandó a sus jugadores tapar como fuera al rubio madridista en el derbi madrileño y los rojiblancos le ganaron el centro del campo a sus rivales. Rijkaard debió perderse este encuentro porque sino no se le hubiera ocurrido dejar tan libre a Gutiérrez. Iniesta, Deco o Xavi no se preocuparon del cerebro madrileño y así lo pagaron. El Barcelona no tapaba al creador de juego local y éste volvió a demostrar que cuando juega, el Madrid lo agradece. Si el planteamiento defensivo y luchador de Capello no encuentra la complicidad del talento, no vale para nada. Ante el Barcelona fue un ejemplo de lo que busca el italiano: presión y lucha en cada palmo de terreno y Guti y Robinho a generar peligro. El fútbol total está muy bien y con el disfrutamos todos, pero hasta los equipos más virtuosos han tenido su contrapunto trabajador. Brasil, sin ir más lejos, cuna del fútbol alegre y sin preocupaciones defensivas ha contado con los Mazinho, Dunga o Mauro Silva y hasta Cruyff tenía a Amor o Bakero en su Dream Team. Capello le ganó la batalla de las ganas a Rijkaard y encima tuvo de cara el acierto a portería y así ni las diabluras de Messi pudieron evitar el claro triunfo blanco. |
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