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Agosto 

Diseño:

Deportivo, escultural, inconfundible

  • Frontal: carácter abiertamente deportivo
  • Perfil: fuerza y dinámica con una línea esbelta y elegante
  • Interior: armonía de formas, colores y funciones
  • Materiales: excelente calidad de ejecución y acabado

 

Diseñar un deportivo que ostentará las famosas siglas "SL" es , sin duda alguna, el sueño de muchos diseñadores. Supone una oportunidad poco frecuente y un gran reto a la vez, porque se trata de enlazar tradición y futuro sin caer en el diseño retro que tan profano suele resultar en ocasiones.

La fascinante tarea de dar forma al nuevo roadster Mercedes fue encargada a un equipo compuesto por diez jovenes diseñadores de ambos sexos procedentes de Alemania, California y Japón. A principios de 1996 el equipo fue enviado a un interesante viaje al futuro del deportivo, es decir, al mundo del SL del mañana. Durante una fase de ideas de varias semanas de duración los diseñadores disfrutaron de todas las libertades y pudieron dejar volar su creatividad. Ya se ve: la nueva Clase SL es un automóvil diseñado con el corazón. Y con el valor de seguir caminos nuevos. Ambos factores fueron de gran importancia para crear un deportivo de pura sangre en el que paralelamente a una gran profusión de hitos técnicos, una dinámica ejemplar y la máxima perfección no podía faltar un aspecto: la pasión por los descapotables.

Pero el nuevo SL no sería un Mercedes-Benz si el diseño no representara también un lazo de unión con el pasado. Porque la identidad de formas de los automóviles con la estrella también implica siempre un recuerdo de la gran tradición y el carácter inconfundible de la marca de Stuttgart. Claro que esto no resulta demasiado difícil en un modelo que por sí mismo se ha convertido en una leyenda. Tradición y futuro, emoción y función, dinamismo y elegancia, éstas fueron, en resumidas cuentas, las metas a la hora de diseñar el nuevo SL.

Tradición: elementos estilísticos del SL en una interpretación moderna

Si los diseñadores han establecido el enlace entre tradición y futuro de un modo discreto pero eficaz, con detalles destacados han escrito un nuevo capítulo en la historia del SL. Las tomas de aire en los guardabarros delanteros, por ejemplo, retoman una característica típica del 300 SL de los años cincuenta y lo proyectan al futuro: con más dinamismo y actualidad que aquel antepasado del SL, pero respetando su estilo.

Los estrechos perfiles similares a las alas en esas aberturas laterales de aire —denominados sencillamente "aletas" por los técnicos— son reminiscencias del primer roadster SL. Los diseñadores de Mercedes también han utilizado este elemento estilístico para poner una nota deportiva en las rejillas de ventilación del capó. La faceta cromática de estas "aletas" -cromadas con acabado mate- también evoca el equipamiento de los deportivos de años pasados. En el interior tiene continuación esta combinación de materiales, porque el "cromo mate" decora todas las superficies metálicas.

Frontal: los faros atraen las miradas

Desde siempre los roadster SL también han sido inconfundibles por la parrilla del radiador alargada. El nuevo deportivo Mercedes retoma esta idea tradicional, pero con una interpretación moderna, presentando una parrilla de láminas con menor incidencia aerodinámica. Con un perfil en cuña aún más acusado, la parte delantera irradia mayor fuerza y dinanismo. Las cuatro láminas confluyen en la estrella Mercedes, cuya posición revela inequívocamente la marca a la que pertenece este dos puertas.

Estas características típicas del SL armonizan con elementos nuevos que indican al deportivo Mercedes el camino a seguir en el futuro. Por ejemplo, los faros: los famosos cuatro ojos se funden en dos unidades dobles, pero sin renunciar a su característica forma ovalada. Se trata de otra demostración de la versatilidad estilística de este concepto óptico que Mercedes-Benz presentó por primera vez en 1995. La tecnología de cristal claro resalta los faros, introduce brillantez adicional en el diseño del frontal y nos ofrece, además, interesantes avances del mundo de la luminotecnia más moderna: de un aro cromado perforado sobresale una lente Fresnel perfectamente circular que proyecta el haz la luz de los faros de xenón, generando un diseño de luz inconfundible.

El capó enlaza las pronunciadas líneas redondeadas de los faros y las continúa hacia atrás formando arcos. A partir de esta combinación también nace el diseño de los guardabarros, de líneas poderosas, que rodean las ruedas con fuerza. La acentuada inclinación del parabrisas se corresponde igualmente con el carácter dinámico del SL y realza su silueta en forma de cuña.

El frontal de la nueva generación SL no deja dudas sobre su vinculación con el SL original. Nunca antes había mostrado este modelo tan abiertamente su espíritu deportivo y dinámico.

Techo variable: una integración muy lograda

Emoción y función, el segundo tema principal en el diseño del nuevo SL ha estado caracterizado sobre todo por el nuevo techo variable. Se trataba de crear un automóvil que transmitiera el mismo mensaje con el techo cerrado que con el techo abierto: puro placer de conducir y una elegancia carismática.

El techo variable, así rezaba el pliego de condiciones del equipo de diseño, tenía que convertirse en un componente integral del concepto: un coche, un carácter. Más aún, el diseño debía dejar la suficiente libertad para permitir la función del techo y para hacer realidad un maletero de suficiente capacidad. Este conflicto de objetivos fue resuelto por diseñadores e ingenieros en equipo, demostrando que el SL de Mercedes-Benz sigue siendo, también con el techo variable, el mismo automóvil mítico de los cincuenta: un deportivo sin compromisos con proporciones rotundas y típicas de un roadster. Un automóvil que despierta emociones, ya sea descapotado o con techo. Un automóvil con alma y carácter.

Dinámica y elegancia son los dos objetivos a los que responde el nuevo SL con un sinfín de preciosos detalles. La carrocería, con su faldón delantero que irradia fuerza, las poderosas líneas redondeadas y la acusada forma de cuña responde, desde cualquier perpectiva, a una imagen de dinamismo. Los elementos de estilo tales como los faldones laterales fuertemente perfilados, las anchas ruedas de 17 pulgadas o las salidas de los escapes de sección ovalada no hacen más que reforzar esa imagen. En la parte trasera dominan la estética los grandes grupos ópticos triangulares, que se presentan con superficies tintadas uniformemente de rojo.

Interior: hecho a medida para la sensación SL

El interior del SL se caracteriza por la combinación de elementos de estilo tradicionales en una nueva interpretación, líneas deportivo-funcionales, materiales de la máxima calidad y atractivos conjuntos de colores.

Todo el interior, desde el tablero de instrumentos, la consola central y el revestimiento de las puertas , hasta las plazas traseras, constituye una unidad homogénea de formas y colores, como si estuviera hecho de una sola pieza. Las líneas dinámicas del tablero de instrumentos se extienden hacia las puertas y continúan en los revestimientos laterales de la parte trasera. El efecto de este concepto integral es acogedor y el pasajero se siente a gusto nada más entrar.

Esta impresión se ve reforzada por discretos realces estéticos que muestran el amor por el detalle —y por la calidad exclusiva— que sienten los diseñadores de Mercedes. Cabe citar, por ejemplo, la doble costura decorativa a ambos lados de la consola central, que enlaza con el revestimiento de la puerta y separa la parte superior del tablero de instrumentos, más oscura, de la parte inferior, más clara. Normalmente su función como elemento de enlace formal no se revelará al pasajero del SL más que a la segunda o tercera mirada, pero subjetivamente este detalle acentúa la sensación típica que se siente al volante de un deportivo.

Cockpit: la precisión es cuestión de honor

El elemento que atrae todas las miradas en el interior del SL es, sin duda, el cuadro de instrumentos, que se aloja bajo una visera de líneas dinámicas y forma tubular. Cuatro indicadores separados diseñados a modo de cronómetros evocan los antiguos deportivos, y su esfera de geometría perfecta promete máxima precisión. También siguen el mismo estilo los estéticos y a la vez funcionales aros de aluminio en la unidad de mandos del climatizador, que sirven para seleccionar la temperatura en el lado del conductor y del acompañante. Estos aros atraen la mirada hacia la consola central, donde el diseño interior nos presenta uno de sus elementos más logrados. La consola central, de líneas dinámicas y muy inclinadas, emerge en el interior del habitáculo y se presenta como central de mandos para una multitud de funciones.

Materiales: sólo lo mejor

El cromo mate encuadra los cuatro instrumentos del cockpit del SL y está presente en las toberas de ventilación del salpicadero, en las unidades de mandos de la consola central, en el interruptor de las luces, en los tiradores de las puertas y en los listones de umbral.

Cuero, maderas nobles y aluminio son otros materiales que confieren un toque de elegancia y exclusividad al interior del SL. Los clientes de Mercedes pueden elegir entre dos calidades de cuero, elementos decorativos de madera de raíz, castaño, fresno o aluminio, y cinco colores de equipamiento. Se puede elegir entre combinaciones discretas de tonos a juego o contrastes de colores diferentes. En la nueva Clase SL se ofrecen un total de 46 posibilidades diferentes para elegir, combinando con los catorce colores disponibles para la pintura de la carrocería.