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 LA OPINIÓN
Un accidente
del que aprender
TOMÁS CAMPOS. Madrid
Pues qué quieren que les diga. Tengo la misma cara de tonto que Odriozola y muchos de ustedes, pero no es el momento de hacer leña del árbol caído. Ha sido un palo duro por inesperado, pero no es un drama. Muchos de nuestros atletas no llegaron en su mejor momento y el atletismo, como cualquier deporte, no es una ciencia exacta, así que un mal día, un inoportuno resfriado o una lesión de última hora puede dar al traste con meses de preparación.

Hay que analizar lo ocurrido y sacar conclusiones, pero vayan aquí unas cuantas apreciaciones para enmarcar los hechos. Alemania y Francia han sumado sendos bronces, poco más que los dos cuartos puestos españoles, y también son grandes potencias del deporte olímpico por excelencia. Además, de las cinco medallas sumadas en el Mundial al aire libre de París del pasado año, tres se lograron en pruebas que no se disputan en pista cubierta (maratón, marcha y 3.000 obstáculos). Y los otros dos, Marta Domínguez y Yago Lamela, ya habían avisado de que no llegaban en su mejor momento de forma.

Y no se trata de justificar el desaguisado, porque claro que ha habido atletas que prometían mucho más de lo que han demostrado. Me acuerdo ahora de gente como Higuero, Beitia y Mayte Martínez. Pero seguro que ellos son sus más severos críticos, así que lo que nos toca es manderles nuestros ánimos ahora que pintan bastos. Seguro que en Atenas las cosas rodarán mucho mejor, porque con accidente incluido, estamos en el mejor momento de la historia de nuestro atletismo.

tcamposr@recoletos.es